La blefaritis es una inflamación del borde del párpado que afecta al párpado superior e inferior.
Existen dos tipos: la anterior que es la que está más cercana a las pestañas; y la posterior que está más cercana al globo ocular y afecta sobre todo a las glándulas de esta zona.
Las causas principales de la blefaritis suelen ser el crecimiento desmesurado de las bacterias que están alrededor del párpado. Esto genera un desequilibrio y una inflamación crónica.
En algunos casos también se asocia a pacientes que tienen alergias, algún tipo de dermatitis seborreica o atópica, etc.
Se puede controlar pero no evitar. Son tipos de trastornos que tienen que ver un poco con la secreción de las glándulas de cada paciente, con su estado hormonal, su tipo de piel… Suelen ser crónicas, por lo que no se puede evitar pero se puede controlar (para estar asintomático y mejorar la salud ocular).
Depende. Si se trata de una blefaritis anterior se suele realizar tratamiento con higiene. Cuando es blefaritis posterior, además de la higiene es importante hacer masaje y cuidar la zona. Con esto buscamos que las glándulas tengan un buen estado funcional, no se obstruyan y podamos prevenir otras patologías como los orzuelos.
No se cura de forma definitiva, pero se controla. La mayor parte de los pacientes que vienen a consulta tienen blefaritis, no lo saben y están asintomáticos. Cuando uno tiene síntomas, es porque ya ha pasado un tiempo con blefaritis y esa blefaritis está más severa.
Es importante que el paciente acuda al oftalmólogo, porque muchas veces esta patología es asintomática y es cuando hay que empezar a tratarla para prevenir complicaciones.
Una blefaritis no tratada va generando pequeños cambios en el área periocular, como por ejemplo estenosis en el punto lagrimal o problemas de vía lagrimal; complicaciones que se ven solamente con el tiempo.
También las blefaritis importantes suelen estar asociadas a errores refractivos; como por ejemplo en una persona que necesite gafas y no lo sepa. Además, tener una blefaritis importante puede favorecer la aparición de orzuelos y cambios en el área periocular.
Muchos de los pacientes que tienen blefaritis, además suelen tener sequedad ocular bastante importante y si uno no trata el problema subyacente, no va a mejorar esa sequedad ocular.
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